Artículos - 20 Abr 2020

Efecto Decamerón

Efecto Decamerón

COVID19  y la emergencia de nuevos códigos en México

De todas las obras compuestas en época de peste, o sobre la peste, la más mencionada en este fatídico 2020 ha sido por reveladoras razones El Decamerón.

Escrita a mediados del XIV, cuando la peste bubónica diezmaba a los florentinos, Giovanni Bocaccio propone una casa de campo con “cien novelas contadas en diez días por siete mujeres y tres jóvenes varones”, y nos interpela a través de los siglos desde lo más elemental de nuestro inverosímil encierro: y ahora que pasó el primer miedo, que adoptamos nuevas rutinas, que nos aturdimos de noticias, redes sociales y Netflix, ¿qué diablos hacemos con todo este tiempo?

Y no sólo eso, ¿qué hacemos para que cuando la crisis termine la convalecencia nos haya hecho más fuertes? Para que, como ya ha sugerido Thomas Friedman, podamos hablar en términos de AC/DC (¡no, no esos!): antes de Covid 19/después de Covid19.

El origen médico de la palabra griega crisis remite al punto de quiebre en que, para bien o para mal, algo decisivo sucede: o la enfermedad nos mata o nos curamos. Por su parte, la forma verbal krinein alude a la toma de decisión, al acto mental de separar, distinguir, discriminar…juzgar. Cuando esto termine, ¿habremos logrado separar las viejas prácticas de las nuevas? Habremos logrado discriminar lo que nos importa y nos deleita de lo que a duras penas toleramos y sufrimos? ¿Nos habremos deshecho del lastre de actitudes inservibles? En suma, ¿habremos ejercido nuestro juicio con respecto al mundo que queremos/podemos habitar?

Ya hace 7 años habíamos hecho un primer estudio para detectar en qué medida los mexicanos, azuzados por una crisis tras otra – devaluación del 82, terremoto del 86, fraude del 88, error de diciembre del 94, crisis del 08, epidemia de violencia del 09, influenza del 2011–, estaban ejerciendo su juicio separando prácticas inservibles de soluciones viables y, sobre todo, inventando nuevas.

Lo llamamos México Emergente

Y lo realizamos sobre una hipótesis que confirmamos una y otra vez, a saber, que el hartazgo era la fuerza detrás de la aceleración del cambio en actitudes, hábitos de consumo y experimentación con nuevos códigos; las soluciones residuales quedaban desenmascaradas en toda su obsolescencia y eso que nuestros sujetos de estudio bautizaron como “valemadrismo activo”, una inverosímil mezcla de pesimismo y dinámica, se manifestaba en todos los ámbitos.

Tanto así que hasta en ámbito político el “ya me cansé” impulsó al primer gobierno de izquierda al poder. Durante la breve luna de miel que siguió, ya había quien hablaba de regresión, de retorno a la vieja esperanza, los esquemas asistencialistas de los 70 y el agotamiento de las reservas experimentales de México. Fue entonces que irrumpió el COVID19 y, para bien o para mal, la moneda está en el aire, se volvieron a poner a prueba nuestras capacidades para el valemadrismo activo. La pandemia obliga a la sociedad civil a tomar decisiones con o sin el gobierno, a los individuos a asumir sus riesgos con o sin apoyos, en una palabra, nos pone en crisis y, como al resto del mundo, pero con nuestra mayor experiencia en ellas, nos obliga a afilar nuestro juicio hacia la proyección de una realidad DC.

Eso fue en su momento, ni más ni menos, lo que representó el Decamerón de Bocaccio en 1348, un parteaguas hacia el humanismo que transformaría el mundo medieval y conduciría a Europa a su época moderna.

Para los que no tengan el texto presente o, peor aún, tengan vagas noticias de picantes aventuras de monjes y monjas, escandalosos adulterios, populacho escatológico y obscenos crápulas (en los sesenta la versión fílmica de Pasolini inspiraría muchas comedias sexuales de cuestionable mérito estético), es necesario recordar que la figura de Bocaccio destaca más aun que Dante y Petrarca, como el referente de la modernidad italiana.

Conmocionado por el horror de la peste, Bocaccio imagina el refugio perfecto, ¿cuál sería la mejor manera, la manera transformadora de pasar esos días de encierro?

La respuesta no es alguna moralista abstracción, sino la muy concreta e italianísima entrega a una nueva imaginación, una sensibilidad reconstruida por el deleite verbal, no ya de la poesía y los temas sacros, sino de la libertad de una prosa desenfadadamente abierta a todo lo humano. Este nuevo espacio laico no sólo inspiraría a Chaucer en Inglaterra y un par de siglos después a Cervantes en España, se convertiría en la fundación de la moderna lengua italiana y, a nivel europeo y después casi planetario, en ese espacio donde el hombre, no Dios, ocupa el centro. Ya lo decía un personaje inglés de la época de Shakespeare refiriéndose a la nueva sensibilidad que se construía después del Decamerón: “Un inglés italianizado es el diablo encarnado”.

¿Cómo imaginamos nosotros este encierro transformador? ¿Qué nueva sensibilidad estamos cocinando desde nuestras casas? ¿Qué nuevas prioridades (para no emplear ese término tan manoseado, los valores)? ¿Cuál será la nueva mexicanidad y qué nuevo mundo estamos gestando para nuestra convalecencia?

Cuidado, no estamos cultivando el optimismo, no se trata de una predicción. Que, por ejemplo, hayamos profundizado nuestra relación con la cocina no significa necesariamente que al final de la crisis tendremos una explosión de creatividad gastronómica: la clave de la investigación en conductas emergentes es que descubriéndolas podemos fomentarlas, no que se verán fatalmente realizadas. Estas son algunas de las preguntas rectoras de la edición 2020 de nuestro estudio México Emergente. Ya estábamos reiniciándolo antes de COVID19, convencidos de que las reservas emergentes de los mexicanos eran profundas e iban más allá de cualquier momento político o económico. Pero entonces llegó la pandemia, y como todo mundo sabe, como lo supo en su momento el autor del Decamerón, la peste –véase, el miedo y la muerte– es el acelerador cultural por excelencia. Por eso es el Decamerón el texto de referencia en esta pandemia, porque más allá de blandos optimismos y luces al final del túnel, resulta imposible olvidar que de todos los desarrollos imaginables tras la peste del siglo XIV, fue del mundo reimaginado por Bocaccio y sus contemporáneos que surgió esa palabra que nos hemos abstenido hasta ahora de mencionar,

¡renacimiento!

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Si te interesa conocer más sobre nuestro estudio de México Emergente 2020, escríbenos:

Sofía Zacarías szacarias@35.203.58.254

Escrito por: de la Riva Group

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